Todavía no sé cómo me atreví a comprar esa casa en ruinas, llena de cacas de gatos y de nidos de pájaros que había sido testigo de más de un exceso de algún visitante.
Esa casa me pillaba en el camino desde mi pequeño apartamento justo en frente del faro para bajar al pueblo y fueron cientos y cientos de veces que pasé por su lado sin prestarle la menor atención.
Tal vez alguna vez le dediqué la típica frase de "que pena de casa, de quién será"...
Mi apartamento, perfecto para una soltera que siempre había amado Cabo de Palos, sólo podía disfrutarlo unas pocas semanas del año cuando el trabajo me lo permitía y que alguna fiesta y también amores se celebraron en ese pequeño salón-cocina pintado de azul.
Después de algunos años, llegaron dos hijos y una pareja, que también tenía un hijo, que hacía imposible que aquel mini hogar diera para todos, aunque he de decir que algún verano allí pasamos tan felizmente.
Y... , llegó el día que decidí ponerlo a la venta en la inmobiliaria de Cabo de Palos para poder comprar algo en la costa de Alicante (de allí es mi expareja) pero nada más lejos de la realidad!.
Yo si que lo sé, te atreviste porque eres una valiente y nunca nada ni nadie ha podido frenar lo que tu corazón te decía.
ResponderEliminarY si a eso le añades que le ibas a dar la oportunidad a mucha gente de conocer ese pequeño paraíso de la costa murciana encajaban todas las piezas.
El éxito está garantizado!!
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